Iglesia del Santísimo Cristo del Valle

  • San Carlos del Valle

Descripción

Santísimo Cristo del Valle

La Iglesia del Santísimo Cristo del Valle es uno de los templos barrocos más destacados de Ciudad Real y pieza central del conjunto monumental conocido como el Vaticano manchego. Se levantó sobre una antigua ermita medieval dedicada a Santa Elena, donde, según la tradición, apareció en el siglo XVII una imagen del Cristo del Valle que atrajo una notable afluencia de peregrinos.

La devoción popular al Cristo del Valle fue el motor que impulsó la creación de este gran santuario barroco, hoy símbolo espiritual y artístico de toda la comarca.
 

Origen y construcción

Para responder a la creciente devoción y reforzar la presencia de la Corona y la Orden de Santiago, se proyectó un templo monumental. Las obras comenzaron el 18 de septiembre de 1713 y concluyeron el 13 de septiembre de 1729, bajo la dirección del arquitecto Juan Alejandro Núñez de la Barrera, configurando uno de los grandes ejemplos del barroco tardío manchego.

 

Arquitectura y rasgos principales

El edificio presenta planta de cruz griega inscrita en un cuadrado y una imponente cúpula central sobre tambor octogonal que supera los 28 metros de altura interior, rematada al exterior por un chapitel que roza los 50 metros. En cada esquina se alzan torres octogonales con chapiteles madrileños y figuras populares en su base, que otorgan al conjunto un carácter único.

Las portadas barrocas destacan por su riqueza decorativa: una con columnas toscanas y salomónicas y relieve del Cristo y los ladrones, y otra aún más ornamentada con columnas dobles y Santiago a caballo.
 

El interior, de gran unidad espacial, está cubierto por una cúpula encamonada decorada con los evangelistas, e incluye presbiterio, coro y una capilla dedicada al Cristo del Valle, altamente valorada por su diseño barroco.

 

Devoción, función y protección patrimonial

Desde el siglo XVIII funciona como santuario de peregrinación, combinando devoción popular e iconografía que exalta la monarquía borbónica con símbolos como flores de lis y corazones llameantes. Junto a la gran plaza porticada y el antiguo mesón forma uno de los conjuntos más singulares de La Mancha, lo que le ha valido el sobrenombre de Vaticano manchego.

El templo fue declarado Bien de Interés Cultural el 29 de octubre de 1993, asegurando su protección dentro del patrimonio regional.