Daimiel
En el corazón de la Península Ibérica, con excelentes accesos por carretera, Daimiel se presenta como una ciudad viva, acogedora y llena de contrastes. Aunque su carta de presentación más conocida es el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, este rincón manchego es mucho más que un humedal excepcional. Quienes pasean por sus calles, visitan sus iglesias, disfrutan de sus fiestas o se sientan a la mesa a probar su cocina, descubren un destino auténtico, donde la historia, la cultura y la naturaleza conviven en armonía.
Daimiel es reconocido a nivel internacional por albergar uno de los ecosistemas más valiosos de Europa: las Tablas de Daimiel, declaradas Parque Nacional en 1973 y Reserva de la Biosfera en 1981. Ideal para rutas de senderismo y observación de aves, este espacio forma parte de la Mancha Húmeda y ofrece actividades de interpretación y educación ambiental. Pero hay más. Daimiel también guarda un tesoro de miles de años: la Motilla del Azuer, un yacimiento de la Edad del Bronce único en su tipo y visitable, que nos conecta con los primeros habitantes de estas tierras. El Museo Comarcal y el Centro de Interpretación del Agua SAVIA ayudan a entender mejor el vínculo entre el territorio y el agua, tan esencial en la identidad manchega. La Iglesia de Santa María La Mayor, la de San Pedro Apóstol, o su reconocida Semana Santa declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, completan la propuesta de una ciudad que invita a quedarse. Daimiel es historia viva, naturaleza pura y hospitalidad manchega.