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Historia
Puerto Lápice
Hablar de Puerto Lápice es recorrer siglos de historia ligados al paso de viajeros, comerciantes y soñadores. En este rincón de La Mancha, se cree que ya existía presencia romana, con referencias a un antiguo castillo, el del Foso, donde la tradición cuenta que se hospedó el emperador Trajano. Por estas tierras cruzaban calzadas romanas que unían poblaciones como Consabrum (Consuegra) con Toletum (Toledo), según recoge el Itinerario Antonino.
Durante la Edad Media, Puerto Lápice quedó bajo la influencia de la Orden de San Juan tras la donación del alfoz de Consuegra por Alfonso VIII. Pero sería a partir del siglo XVI cuando comienza a perfilarse como lugar clave en la ruta entre Madrid y Andalucía, gracias a sus ventas y posadas que daban descanso a viajeros y mercaderes de seda rumbo a Murcia. Cervantes inmortalizó este espíritu en las páginas del Quijote, haciendo de Puerto Lápice escenario de aventura y leyenda.
En 1774, Carlos III concedió parroquia y juzgado a esta villa, que contaba ya con cuatro ventas y una creciente población. Sin embargo, su estratégica ubicación también atrajo desgracias, como en 1812, cuando las tropas napoleónicas causaron graves destrozos durante la Guerra de la Independencia. Finalmente, en 1841, Puerto Lápice obtuvo su propio Ayuntamiento y un pequeño término municipal que aún conserva.