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Historia

Villarrubia de los Ojos

Villarrubia de los Ojos, entre la llanura manchega y las primeras estribaciones de los Montes de Toledo, hunde sus raíces en tiempos remotos. Ya en la Edad del Bronce, hace más de tres mil años, estuvo habitada, como demuestra la Motilla de Zuacorta. Más tarde, en época romana, surgieron villas y calzadas que cruzaban su territorio, conectando el río Guadiana con Consuegra. En la Sierra de Villarrubia aún resuenan nombres como Peñas Pintadas o Plaza de Armas, memoria viva de antiguos asentamientos prerromanos.

 
Imagen del paisaje del municipio de Villarrubia de los Ojos

El nombre de la localidad tiene origen latino, derivado de Rubeum, en referencia al color rubio del terreno. A lo largo de su historia, el topónimo fue evolucionando: primero Villa Rubeum en el siglo XI, después Villarrubia, y desde el siglo XVI, Villarrubia de los Ajos, hasta adoptar en el siglo XVIII el nombre actual de Villarrubia de los Ojos, ligado a los manantiales conocidos como los Ojos del Guadiana

El 2 de mayo de 1466, un episodio cambió el curso de la historia: Pedro Girón, Maestre de la Orden de Calatrava, murió en Villarrubia cuando viajaba a casarse con la infanta Isabel. Aquel enlace frustrado evitó que Isabel la Católica uniera su destino al de una orden militar. Villarrubia de los Ojos, nombre que evoca los manantiales de los Ojos del Guadiana, ha sido siempre tierra de aguas, de historia profunda y de encrucijada de caminos que explican su carácter.